sábado, 1 de junio de 2013

Nuestro final feliz.


A las niñas les enseñan muchas cosas. Si un niño te pega, le gustas. Nunca trates de emparejarte los flecos. Y un día conocerás a un hombre maravilloso y tendrás tu final feliz. Cada película que vemos y cada historia que nos cuentan, nos imploran que esperemos el giro del tercer acto: La declaración inesperada de amor. La excepción a la regla. A veces nos concentramos tanto en el final feliz que no aprendemos a interpretar las señales, a diferenciar entre los que nos quieren y los que no.. Entre los que se van a quedar y se van a ir. Y quizá el final feliz no incluye un tipo maravilloso: quizá el final eres tú, sola recogiendo los pedazos y volviendo a empezar. Liberándote para encontrar algo mejor en el futuro. Quizá el final feliz solo consiste en seguir. O quizá este es el final feliz: Saber que a pesar de todas las llamadas y corazones rotos, a pesar de todos los errores y las señales malinterpretadas, a pesar de todo el dolor y la vergüenza, tú nunca, nunca perdiste las esperanzas.


Creo firmemente en que no existen los finales felices, nos enamoraremos de la persona más inesperada en el momento más inesperado pero, ¿qué importa que sea un cretino? nunca nos vamos a dar cuenta hasta que nos rompan el corazón. Quizás si exista un final feliz, y quizás no sea como nos lo enseñaron siempre, tal vez nuestro final feliz puede ser estar solas, pero siempre, siempre va a estar una persona que hará tu vida un poquito más feliz, y son tus amigas, y yo creo, que ya dos personas me han hecho la vida más feliz.

Juli ♥

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